sábado, 9 de junio de 2012

EL ARTE DE ESCUCHAR



Nos hallamos tan distraídos por nuestras propias opiniones y nuestros conocimientos, por la aprobación o desaprobación, que jamás vemos el problema tal como es. Oímos lo que queremos oír y excluimos todo cuanto nos perturba., nos hace sufrir, nos incomoda...
Todo cuanto queremos es una vida cómoda, sin demasiada reflexión; por eso, cuando escuchamos, en realidad no escuchamos nada.
Cuando uno dice: “Comprendo intelectualmente, pero no puedo ponerlo en práctica”, eso implica, en realidad, que uno no comprende.

Alguna vez nos hemos sentado muy silenciosamente, no con la atención fijada en algo, no haciendo un esfuerzo para concentrarnos, sino con la mente muy quieta, realmente silenciosa. Entonces escuchamos todo, se escuchan tanto los ruidos lejanos como los que están más próximos, lo cual significa que estamos prestando atención a todo lo que nos rodea. Si puede escuchar de este modo, con facilidad, sin esforzarse, hallará que dentro de usted  un cambio extraordinario, un cambio que tendremos sin que ponga voluntad en ello, sin que lo pida; en ese cambio hay gran belleza .
Escucha con nuestros pensamientos, a través de lo que proyectamos, a través de sus ambiciones, deseos, temores, ansiedades, escuchando únicamente lo que desea escuchar.
Si escucha a través de la pantalla de sus deseos, entonces escucha su propia voz, es obvio; está escuchando sus propios deseos. Existe alguna otra forma de escuchar no sólo lo que está diciendo, sino todo: la gritería de las calles, el parloteo de las aves, el ruido del tranvía, el mar agitado, la voz de nuestro marido, de nuestra esposa, de nuestros amigos, el llanto de un bebé...


 Escuchar es importante sólo cuando no estamos proyectando nuestros propios deseos por medio de aquello que escuchamos. Podemos dejar de lado todas estas pantallas a través de las que escucha, y escuchar realmente

Para escuchar de veras, habría que abandonar o hacer a un lado todos los prejuicios, formulaciones previas y diarias actividades.
Cuando nuestra verdadera atención está puesta en algo, escucháis una de nuestras dificultades va a ser escuchar de modo que comprendamos al instante.
Si podemos mirar, observar, escuchar, darnos cuenta de lo que es entonces el problema está resuelto.

Nos dice  Jiddu Krishnamurti
El arte de escuchar es el terreno, sólo escuche, porque si es capaz de escuchar y de ver la verdad de lo que se dice, entonces el pensamiento no intervendrá. Si está en ese estado de escucha, el hecho, la verdad, actuarán. Si planta una semilla en la tierra y tiene vitalidad, crecerá. De la misma manera, el arte de escuchar es el terreno. El acto de escuchar sólo es posible cuando hay atención, y no hay atención si interfiere la interpretación, la valoración, la condena o el juicio de eso que escucha. Si escucha totalmente, con atención, sin ningún observador, que es el pensador, entonces ese mismo acto de escuchar elimina lo falso y sólo se escucha lo verdadero.

El acto de escuchar es el terreno. En ese campo, se puede sembrar cualquier semilla, y sólo la semilla tiene vitalidad, energía, fuerza para crecer, para florecer. Eso es lo que realmente estamos haciendo ahora. Estamos escuchando sin aceptar o rechazar, sin juzgar. Estamos escuchando tan completamente que el mismo acto de escuchar destruye lo falso y permite que la semilla de la verdad se arraigue.

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