viernes, 1 de junio de 2012

Cuento Zen: Cierra los oidos


Era un anciano y un niño que viajaban con un burro. Caminaban al lado del jumento cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rió de ellos gritando:
- ¡Mirad qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando. Por lo menos el viejo podria subirse a él. Entonces el anciano se subió al burro y ambos siguieron la marcha.

Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver al viejo sobre el burro y dijeron:
- Parece mentira. El viejo cómodamente sentado en el burro y el pobre niño caminando. Viejo y niño intercambiaron sus puestos.


 Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:
- ¡Esto sí que es intolerable! El muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro.


Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:
- ¡Es vergonzoso lo que hacéis! Vais a reventar al pobre animal. El viejo y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos diciéndoles:
- Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas. De repente el burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte. El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho:

- Querido mío, 
"si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. 
Que lo que los demás dicen te sea indiferente. 
Escucha únicamente la voz de tu corazón y no te detengas a escuchar opiniones de los demás sin importancia"

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