lunes, 25 de junio de 2012

¿ AYUDAMOS A LOS DEMÁS ?




El que hace sufrir al prójimo se causa daño a sí mismo. El que ayuda a los demás se ayuda a sí mismo. León Tolstoi


Escuchamos las voces, que nos pueden llegar, desde muchos lugares, hay voces que nos llegan de todas partes del mundo, las voces débiles voces de niños que lloran  por tener hambre, oímos las voces de las personas que se encuentran privadas de su libertad y de la oportunidad de seres libres.
Es difícil clasificar todas esas voces que claman a gritos nuestra atención., y piden nuestra ayuda.
Tenemos una solución frente a nosotros. Ayudemos en la posibilidad que podamos a estas personas, es un poco difícil de escuchar o distinguir  lo que tenemos que hacer, a veces no le prestamos la suficiente atención y dejamos pasar como si eso no nos importara., no paramos nuestra atención a todo lo que esta pasando a nuestro alrededor.

No estamos atentos a nuestra  voz interior, no la escuchamos, porque ignorada por todas esas otras voces que quieren ser escuchadas y no hacemos nada por ello.
Pero si no hacemos nada por cambiar, la tragedia sigue allí. A menos que escuchemos la voz de nuestro interior,y decidamos hacer algo para ayudar a estas voces que nos llegan., toda ayuda que realicemos como una buena acción tiene su efecto.

Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera...
Cosechamos lo que sembramos.


REFLEXIÓN DE S.A.W

Se nos ha dado libertad, libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero es claro que tenemos que responder ante Dios por todos nuestros actos. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo tiene sus consecuencias. La ley de acción y consecuencia gobierna todo el curso de nuestra existencia y lo que vivimos es el resultado de lo que hicimos con anterioridad.
Se debe trabajar siempre desinteresadamente con infinito amor por la humanidad, así alteramos aquellas malas causas que originaron los malos efectos
Muchos cuando sufrimos sólo nos acordamos de nuestras amarguras, deseando remediarlas, más no nos acordamos de los sufrimientos ajenos, ni remotamente pensamos en remediar las necesidades del prójimo. Este estado egoísta de nuestra existencia no sirve para nada; así lo único que conseguimos realmente es agravar los sufrimientos.
Si pensáramos en los demás, en servir a nuestros semejantes, dar de comer al hambriento, en dar de beber al sediento, en vestir al desnudo, en enseñar al que no sabe, etc., es claro que pondríamos buenas acciones en el platillo de la balanza cósmica para inclinarla a nuestro favor; Así alteraríamos nuestro destino y vendría la suerte a nuestro favor; es decir quedarían remediadas todas sus necesidades, mas somos muy egoístas y por eso es que sufrimos, nadie se acuerda de Dios ni de sus semejantes, sino cuando están en la desesperación y esto es algo que todo el mundo ha podido comprobar por sí mismo, así somos todos nosotros. Lamentablemente esos errores que cada cual lleva adentro, hace exactamente lo contrario de lo que aquí estamos diciendo; por tal motivo es urgente inaplazable, impostergable, reducir a los errores que interiormente cargamos a polvadera cósmica.

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